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Mostrando entradas de abril, 2023

Rafael Cadenas: “Escribir sólo puede ser hoy defender los fueros de la vida, amenazada por el hombre”.

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  Esta conversación que sostuve con el poeta Rafael Cadenas, salió publicada en la revista Clave el 16 de octubre de 1983 con motivo de la publicación de Anotaciones, un lúcido ensayo sobre el lenguaje. Hace cuarenta años, aún no existían las redes sociales  pero el poeta ya tenía conciencia del deterioro de nuestra principal herramienta de comunicación. De igual modo advierte sobre el international style que con la excusa de la globalización promueve una forma de escritura neutra, aséptica, incolora inodora e insípida. Algunos escritores latinoamericanos caen en esa trampa al considerar las particularidades lingüísticas como un lastre y no como un aporte de la diversidad cultural. Esta reflexión es clave hoy, día del Libro y del Idioma, cuando nuestro querido poeta recibe el merecido premio Cervantes. En 1983 publica un lúcido ensayo titulado Anotaciones, uno de varios en los que reflexiona sobre la palabra. Pero en estas anotaciones hay exiguo espacio para lo lúdico porque su a

Después de Panza de burro

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  Lo importante de esta novela no es la trama. Lo afirmo y siento alivio. No tengo que describir argumentos enrevesados, estructuras complejas con muchas relaciones causa-efecto, monólogos interiores, etc. Bueno, sí hay trama y es muy simple: la loca y apasionada historia de amor de dos chicas preadolescentes. Ya está, lo demás es lenguaje. Lenguaje, sí, palabras desmedidas, demolidas y vueltas a reconstruir, un viraje de la imaginación que se cuenta a sí misma. A ver, Panza de burro pudiera transcurrir en cualquier parte del mundo pero transcurre en Canarias. De entrada está escrita en canario. Yo me había propuesto no usar el diccionario hasta que llegué a la palabra tagasaste y me pudo la curiosidad. Entonces descubrí que hay un diccionario de canarismos y hasta una academia canaria de la lengua (¡Zape gato!) Menos mal que la editora de Barret, Sabina Urraca, no cedió a la tentación de incluir un glosario (recuerdo que la primera edición de Doña Bárbara sí que lo tenía). Y es que